VI y XV

Fueron como el día y la noche, tan distintos pero complementarios.

Tan unidos pero con un abismo de por medio.

Y es que ¿cómo separar el reflejo del espejo?...

Un espejo partido en dos colores, tan brillantes como las estrellas; y como tales, fugaces.

Como todo espejo guarda la sombra de su reflejo, los miedos y las silenciosas palabras que vuelan de su mente, las rabias y lágrimas.

Contradictoriamente guarda la luz, aún más en secreto, las risas, los sueños y suspiros.

Sobreviven separados sintiéndose completos, pero no pueden estar el uno sin el otro. Los propios cuerpos vibran hasta imantarse, las miradas simplemente se reconocen en medio de la muchedumbre.

Responsables de aceptar su destino pautado de ser la pareja más mágica, pero condenados a vivir separados y cada día más enamorados: el Sol y la Luna. Conciliando con el Universo encontrarse esporádicamente, fusionando tanto amor en una llama de agua, naciendo de tanta magia un eclipse.